martes, octubre 06, 2020

la virtualidad al servicio del perdón

En estos tiempos, donde se recomienda respetar el aislamiento físico, las tecnologías han sabido proveer plataformas de fácil administración para afianzar una cercanía virtual. Seminarios, encuentros, cumbres, talleres, vivos, congresos y un sinfín de formatos han hecho florecer actividades de distinta índole. La comunidad de Un Curso de Milagros no podía estar ausente.

Atendiendo a mi veteranía, siento prudente compartir algunos pensamientos en cuanto esta avalancha milagrera parece ser proclive a pasar por alto los años de construcción silenciosa y cuidada de tantísimos estudiantes en pos de espacios de consolidación de las enseñanzas del perdón.

Pensar que la modernidad nos convierte en adelantados, es una idea tentadora pero inexacta. Organizar por primera vez una actividad de extensión no significa que sea la primera vez que se hace en el mundo. Las consignas y enunciados de las convocatorias exigen una honestidad total, caer en falsías implica bien ignorancia de los promotores, bien un profundo descrédito para todos aquellos que los precedieron.

Podría nombrar un profuso conjunto de estudiantes de distintas nacionalidades que han dedicado décadas y décadas a la práctica y extensión del Curso mediante talleres, seminarios, retiros, festivales. Y así, teniendo a la seriedad y a la apreciación como guía, referentes de aquí y allá se sumaron al llamado. Podría nombrarlos, dije más arriba. Pero elijo honrarlos, al reconocer y agradecer tanto sus daciones como sus lecciones de fraternidad. 

Una forma concreta de inspiración puede ser atractiva, pero declamar que en más de 50 años nunca se vio algo así, la vuelve insensata. Y de insensateces ya sabemos bastante.

Las voluntades de quienes nos precedieron fueron enseñando un camino de honestidad para que hoy elegir recorrerlo en gratitud sea más fácil.
A todos ellos, vaya mi consideración y respeto.

Bendiciones,
patricia
Milagros en Red