El comienzo de nuestros días con el perdón, perdón que benévolamente enseña el Curso; es algo extravagante.
¿Cómo es eso de comprender cuán parecidos somos a la persona que tenemos que perdonar?
¿Cómo es eso que no puedo perdonar a alguien porque no me puedo perdonar yo por lo mismo pero con otro disfraz?
Es imposible perdonar a otro, porque son sólo tus pecados lo que ves en él. Quieres verlos allí, y no en ti. El Canto De La Oración CO-2.I.4:2-3
Frente a esta verdad concreta y a la vez curativa, sólo un hermano que obra desde la plenitud del Amor en nosotros, nos brinda una respuesta perfectamente impecable, auténticamente consistente.
Es imposible perdonar a otro, porque son sólo tus pecados lo que ves en él. Quieres verlos allí, y no en ti. El Canto De La Oración CO-2.I.4:2-3
Frente a esta verdad concreta y a la vez curativa, sólo un hermano que obra desde la plenitud del Amor en nosotros, nos brinda una respuesta perfectamente impecable, auténticamente consistente.
Resulta ser que a pesar de experimentar que estamos atrapados en este mundo demente, ¡su causa se puede cambiar en tan solo 3 pasos!
El Curso entonces, advirtiendo nuestra renuencia a tomar este remedio absoluto, explica con prodigiosa claridad esos 3 pasos que nos conducen desde el ego hasta Dios.
El primero implica el reconocimiento que aquello que atacamos, juzgamos y repudiamos en los demás es lo mismo que atacamos, juzgamos y repudiamos en nosotros. Este paso es el primero que debemos dar porque manifiesta nuestro deseo de revertir el proceso de la proyección.
El segundo paso conlleva el reconocimiento que la férrea decisión a favor del ego puede ser abandonada y reemplazada por una consistente decisión a favor de Dios. Es nuestra la voluntad de decir que hemos pensado equívocamente y que ahora queremos pensar desde el Amor.
Esta sincera expresión de nuestra voluntad, invita al Espíritu Santo y a Su obrar milagroso en nosotros.
Estos tres pasos están revelados en el Texto en forma de oración que debemos utilizar en todo momento en el que no nos sintamos completamente dichosos.
Repite para tus adentros lo que sigue a continuación tan sinceramente como puedas, recordando que el Espíritu Santo responderá de lleno a tu más leve invitación:
Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz.
Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra.
Quiero tomar otra decisión porque deseo estar en paz.
No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito,
anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada.
Elijo permitírselo, al dejar que Él decida en favor de Dios por mí. T-5.VII.6
El primero implica el reconocimiento que aquello que atacamos, juzgamos y repudiamos en los demás es lo mismo que atacamos, juzgamos y repudiamos en nosotros. Este paso es el primero que debemos dar porque manifiesta nuestro deseo de revertir el proceso de la proyección.
El segundo paso conlleva el reconocimiento que la férrea decisión a favor del ego puede ser abandonada y reemplazada por una consistente decisión a favor de Dios. Es nuestra la voluntad de decir que hemos pensado equívocamente y que ahora queremos pensar desde el Amor.
Esta sincera expresión de nuestra voluntad, invita al Espíritu Santo y a Su obrar milagroso en nosotros.
Estos tres pasos están revelados en el Texto en forma de oración que debemos utilizar en todo momento en el que no nos sintamos completamente dichosos.
Repite para tus adentros lo que sigue a continuación tan sinceramente como puedas, recordando que el Espíritu Santo responderá de lleno a tu más leve invitación:
Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz.
Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra.
Quiero tomar otra decisión porque deseo estar en paz.
No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito,
anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada.
Elijo permitírselo, al dejar que Él decida en favor de Dios por mí. T-5.VII.6
Los primeros dos pasos de este proceso requieren nuestra cooperación.
El paso final lo da Dios.
Bendiciones,
Patricia
Bendiciones,
Patricia
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