domingo, mayo 20, 2012

Mi Equipo de Trabajo


Estos últimos ocho días de mi vida han sido diferentes – por falta de un adjetivo que pueda calificar mejor la experiencia.

Un par de pases de un juego cósmico me hicieron acreedora a una carga incalculable de trabajo, digamos unas catorce horas diarias dadas mis necesidades de descanso nocturno y alimentación. Este pacto venía acompañado de una responsabilidad que excede mis capacidades.
Y todo esto con fecha de expiración – obvio - fecha que ya estaba pasada el mismo día que acepté colaborar en este esfuerzo de equipo.

Seguramente leer la palabra equipo ya ha disparado una miríada de juicios, veredictos y condenas.  
No es fácil ponernos de acuerdo, es imposible conformar a todos, no hay forma de que todos colaboren por igual – puedo abundar en descriptores pero no tiene sentido. Ya sabemos que la lista que conforman es  larga, larguísima…

En el pasado he tenido experiencias similares. Y el dolor fue el signo distintivo, que casi como marca indeleble tiñó las relaciones laborales de aquel entonces. ¡Pero el Espíritu nos ofrece infinitas oportunidades para volver a elegir!

Las pruebas por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer una mejor y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste previamente. T-31.VIII.3

La oración es el vehículo de los milagros.
Cuántas veces habré leído esta línea, no lo sé. Pero sí supe que sólo la oración del corazón de mi corazón era la respuesta. Así que esta vez mi propósito fue claro, prístino, sosegado desde el mismísimo principio.

No me dejes caer en la tentación de hacer real todo lo que no me gusta.
Mi corazón busca, anhela cosas que me unan a mi hermano. Nada más.
Mi voluntad es recordar la armonía del Cielo en esta experiencia. Y nada más.
Paz, Padre mío, que sólo tu Paz sea en esta lección. 
Que Tu fortaleza sea mía para pasar por alto todo lo que nos divide, nos separa, nos repudia.


Con esta plegaria le di la bienvenida a la lección. Y desde la certeza de propósito, me comprometí a hacer lo que tenía que hacer. 
No perdí un segundo pensando en cómo cumplir un plazo imposible – el Espíritu iluminará a los indicados
No me distraje ni un momento en diferencias, controversias, discusiones – no es esto lo que estoy buscando
Busqué el factor de la unidad en todos y en todo - y eso encontré.  
Ni una sola preocupación, desasosiego o tribulación empañó mi mente – mi voluntad que es la Tuya me guía.


Según las leyes  del mundo – y vale aquí el oxímoron - el trabajo encomendando aún no ha concluido.  Todavía me quedan unos cuantos días de trabajo por delante, de nada sirve negar la experiencia. Pero en mi corazón palpitan unas líneas sanadoras,  jubilosas, celestiales.

 ¡Alegrémonos de poder caminar por el mundo y de tener tantas oportunidades de percibir nuevas situaciones donde el regalo de Dios se puede reconocer otra vez como nuestro! T-31.VIII.9.1

Al principio hable de trabajo entre hermanos, trabajo en  equipo.

Para poder ver, tienes que reconocer que la luz se encuentra en tu interior y no afuera. No puedes ver fuera de ti, ni tampoco se encuentra fuera de ti el equipo que necesitas para poder ver. Una parte esencial de ese equipo es la luz que hace posible el que puedas ver. Esa luz está siempre contigo, haciendo que la visión sea posible en toda circunstancia. L-pI.44.2

Ahora sé que ya tengo - y siempre tendré - todo el equipo que necesito para ¡el trabajo en equipo!
Los milagros me unen a mis hermanos y ese  instante santo la sonrisa del Cielo refulge sobre todos.

Bendiciones,
patricia
Milagros en Red
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