Si bien el Curso ilustra profusamente la práctica del verdadero perdón, también enuncia la existencia de un problema pendiente, un único problema pendiente.
El problema es la presencia de un intervalo de tiempo que se mide desde que elegimos sinceramente el perdón hasta que recibimos las bendiciones que nos aguardan como resultado de confiar en nuestros hermanos.
Este intervalo pues puede verse como testimonio de nuestra creencia en que la confianza no puede resolver cualquier conflicto ahora mismo.
De alguna manera, encontramos evidencias indiscutibles que todos los días renuevan la idea de que aún sigue siendo más seguro ser cautelosos y custodiar nuestros intereses separados.
¿Quién que haya sido herido por su hermano podría amarlo aún y confiar en él?, nos pregunta Jesús.
¿Cuán dispuesto estás a perdonar a tu hermano? ¿Hasta qué punto deseas la paz en lugar de los conflictos interminables, el sufrimiento y el dolor? Estas preguntas son en realidad la misma pregunta, aunque formuladas de manera diferente. En el perdón reside tu paz, pues en él radica el fin de la separación. T-29.VI.1
Perdonar a nuestros hermanos no puede ser difícil ya que representan nuestras viejas creencias en la soledad, en el dolor, en el desamparo.
Recordemos que el objetivo de nuestra jornada no es sino la decisión de caminar junto a nuestro hermano, y mediante esta decisión, Cristo nace para los dos.
Bendiciones,
patricia
Milagros en Red
El problema es la presencia de un intervalo de tiempo que se mide desde que elegimos sinceramente el perdón hasta que recibimos las bendiciones que nos aguardan como resultado de confiar en nuestros hermanos.
Este intervalo pues puede verse como testimonio de nuestra creencia en que la confianza no puede resolver cualquier conflicto ahora mismo.
De alguna manera, encontramos evidencias indiscutibles que todos los días renuevan la idea de que aún sigue siendo más seguro ser cautelosos y custodiar nuestros intereses separados.
¿Quién que haya sido herido por su hermano podría amarlo aún y confiar en él?, nos pregunta Jesús.
¿Cuán dispuesto estás a perdonar a tu hermano? ¿Hasta qué punto deseas la paz en lugar de los conflictos interminables, el sufrimiento y el dolor? Estas preguntas son en realidad la misma pregunta, aunque formuladas de manera diferente. En el perdón reside tu paz, pues en él radica el fin de la separación. T-29.VI.1
Perdonar a nuestros hermanos no puede ser difícil ya que representan nuestras viejas creencias en la soledad, en el dolor, en el desamparo.
Recordemos que el objetivo de nuestra jornada no es sino la decisión de caminar junto a nuestro hermano, y mediante esta decisión, Cristo nace para los dos.
Bendiciones,
patricia
Milagros en Red