lunes, noviembre 05, 2018

Acerca de la esperanza


Estudiamos el Curso. Tratamos de practicarlo lo mejor que podemos. Fracasamos. Nos compramos un libro nuevo para que nos ayude a entender mejor. Nos encanta. Retomamos las lecciones. Otra vez la desesperanza frente a nuestra incapacidad de dejar de juzgar o de perdonar que para el caso vale.
Recuerdo a Ken señalando que todos comenzamos a practicar el Curso porque de alguna manera sabemos que las relaciones no funcionan, el trabajo menos aún, las finanzas están al rojo vivo y alguna que otra cosilla más. 

El tema es que al poco tiempo, reconocemos que las cosas están peor de lo que pensábamos. Y así comienza una especie de sombrío derrotero a ciegas hasta que en algún momento entendemos que es a través de la oscuridad y, aunque no parezca, en dirección a la luz.
No obstante, si somos honestos en nuestro mirar, la desesperanza camina con nosotros. No está mal que así sea por la sencilla razón de que todo este universo, sus naturalezas y los personajes que lo ocupan, no tiene esperanza.
… el ego se ve forzado a cambiar incesantemente de un objetivo a otro, para que sigas abrigando la esperanza de que todavía te puede ofrecer algo. (T-8.VIII.2.7)
Y siguiendo su impecable modelo pedagógico, el Curso nos recuerda que en la total imposibilidad de la realidad de este mundo, radica sí nuestra única esperanza de liberación.
Jamás hemos encontrado júbilo sincero, paz inquebrantable, hermandad leal en las ilusiones. Cada uno puede releer esta oración y comprobar su veracidad.

¿No es extraño que aún abrigues esperanzas de hallar satisfacción en el mundo que ves? (T-25.II.2.1)

Jamás encontraremos nada en las ilusiones excepto más ilusiones. 
Por lo tanto, la única esperanza es cambiar de parecer con respecto a la realidad. 
Así es como el camino se abre, y la esperanza está justificada.

Mañana alguien mentirá y tú o yo nos disgustaremos salvo que en esa ocasión podremos recordar que tenemos una alternativa: “podría ver paz en lugar esto”. 
Las dudas nos acompañan, pero el destino es indudable porque el llamado es a regresar.

¿Quién puede desalentarse teniendo una Esperanza como ésa?
Bendiciones,
patricia
Milagros en Red