Estudiamos el Curso. Tratamos de practicarlo lo mejor que podemos. Fracasamos. Nos compramos
un libro nuevo para que nos ayude a entender mejor. Nos encanta. Retomamos las lecciones. Otra vez la desesperanza frente a nuestra incapacidad de
dejar de juzgar o de perdonar que para el caso vale.
Recuerdo
a Ken señalando que todos comenzamos a practicar el Curso porque de alguna
manera sabemos que las relaciones no funcionan, el trabajo menos aún, las
finanzas están al rojo vivo y alguna que otra cosilla más.
El tema es que al
poco tiempo, reconocemos que las cosas están peor de lo que pensábamos. Y así comienza
una especie de sombrío derrotero a ciegas hasta que en algún momento entendemos
que es a través de la oscuridad y, aunque no parezca, en dirección a la luz.
No obstante,
si somos honestos en nuestro mirar, la desesperanza camina con nosotros. No
está mal que así sea por la sencilla razón de que todo este universo, sus
naturalezas y los personajes que lo ocupan, no tiene esperanza.
… el ego se ve forzado a cambiar incesantemente de un objetivo a otro, para que sigas abrigando la esperanza de que todavía te puede ofrecer algo. (T-8.VIII.2.7)
Y siguiendo
su impecable modelo pedagógico, el Curso nos recuerda que en la total
imposibilidad de la realidad de este mundo, radica sí nuestra única esperanza
de liberación.
Jamás hemos encontrado
júbilo sincero, paz inquebrantable, hermandad leal en las ilusiones. Cada uno
puede releer esta oración y comprobar su veracidad.
¿No
es extraño que aún abrigues esperanzas de hallar satisfacción en el mundo que
ves? (T-25.II.2.1)
Jamás encontraremos
nada en las ilusiones excepto más ilusiones.
Por lo tanto, la única esperanza
es cambiar de parecer con respecto a la realidad.
Así es como el camino se
abre, y la esperanza está justificada.
Mañana alguien mentirá
y tú o yo nos disgustaremos salvo que en esa ocasión podremos recordar que tenemos una alternativa: “podría ver paz
en lugar esto”.
Las dudas nos acompañan, pero el destino es indudable porque el
llamado es a regresar.
¿Quién puede desalentarse teniendo una Esperanza como
ésa?
Bendiciones,
patricia
Milagros en Red
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