La relación que Dios establece con nosotros, Sus Hijos, es para nuestra felicidad y éste propósito es la única función que tiene.
Pero mientras pensamos que estamos en este mundo, perdonar es la única función aquí ya que su propósito es alumbrar cada rincón de la mente que ya se ha librado de los escombros que la eclipsaban.
Este es nuestro papel.
Y cuando desde nuestras vidas separadas, recordemos que éste nuestro trabajo, que es un trabajo de colaboración; compartiremos la misma función, reflejaremos un solo propósito.
Deseo la paz de Dios.
La paz de Dios es lo único que quiero.
La paz de Dios es mi única meta,
la mira de todo mi vivir aquí, el fin que persigo,
mí propósito, mi vida y mi función,
mientras habite en un lugar que no es mi hogar.
L-pI.205.1-3
La paz proviene del perdón.
Y este mundo puede hacer mucho por nuestra paz, pues son muchas las oportunidades para extender el perdón.
Ha llegado entonces la hora de permitir que todos los errores que percibimos no sean sino una nueva oportunidad para que el Espíritu nos muestre Su mundo.
De esta forma, nos liberamos de la creencia de que existen dos maneras de ver y el mundo se convierte en el lugar donde extender nuestro perdón.
Si deseamos la paz de corazón, si deseamos irradiar nuestra luz interior, nuestra única función es perdonar completamente.
¿De dónde podría proceder tu paz sino del perdón?
El Cristo en ti contempla solamente la verdad
y no ve ninguna condenación que pudiese necesitar perdón.
Él está en paz porque no ve pecado alguno.
Identifícate con Él, ¿y qué puede tener Él que tú no tengas?
Cristo es tus ojos, tus oídos, tus manos, tus pies.
¡Qué afables son los panoramas que contempla, los sonidos que oye!
¡Qué hermosa la mano de Cristo, que sostiene a la de Su hermano!
T-24.V.3:1
A medida que el amor retorne a nuestra conciencia gracias al perdón, contemplaremos un mundo de paz, seguridad y dicha.
Bendiciones,
patricia
Milagros en Red
http://www.milagrosenred.org/
Pero mientras pensamos que estamos en este mundo, perdonar es la única función aquí ya que su propósito es alumbrar cada rincón de la mente que ya se ha librado de los escombros que la eclipsaban.
Este es nuestro papel.
Y cuando desde nuestras vidas separadas, recordemos que éste nuestro trabajo, que es un trabajo de colaboración; compartiremos la misma función, reflejaremos un solo propósito.
Deseo la paz de Dios.
La paz de Dios es lo único que quiero.
La paz de Dios es mi única meta,
la mira de todo mi vivir aquí, el fin que persigo,
mí propósito, mi vida y mi función,
mientras habite en un lugar que no es mi hogar.
L-pI.205.1-3
La paz proviene del perdón.
Y este mundo puede hacer mucho por nuestra paz, pues son muchas las oportunidades para extender el perdón.
Ha llegado entonces la hora de permitir que todos los errores que percibimos no sean sino una nueva oportunidad para que el Espíritu nos muestre Su mundo.
De esta forma, nos liberamos de la creencia de que existen dos maneras de ver y el mundo se convierte en el lugar donde extender nuestro perdón.
Si deseamos la paz de corazón, si deseamos irradiar nuestra luz interior, nuestra única función es perdonar completamente.
¿De dónde podría proceder tu paz sino del perdón?
El Cristo en ti contempla solamente la verdad
y no ve ninguna condenación que pudiese necesitar perdón.
Él está en paz porque no ve pecado alguno.
Identifícate con Él, ¿y qué puede tener Él que tú no tengas?
Cristo es tus ojos, tus oídos, tus manos, tus pies.
¡Qué afables son los panoramas que contempla, los sonidos que oye!
¡Qué hermosa la mano de Cristo, que sostiene a la de Su hermano!
T-24.V.3:1
A medida que el amor retorne a nuestra conciencia gracias al perdón, contemplaremos un mundo de paz, seguridad y dicha.
Bendiciones,
patricia
Milagros en Red
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