Cuando tenemos miedo de algo, estamos proclamando el “poder” que tiene ese algo para lastimarnos. La paz de Dios, nos enseña el Curso, no puede ser amenazada por nada, ni por injusticias ni falsedades ni malevolencias. Así es como la Expiación nos hace perfectamente invulnerables y reestablece el poder de nuestra mente.
Luego de haber leído este párrafo, quizás no podamos resistir el impulso de preguntarnos “¿qué tiene esto que ver con nuestra vida cotidiana?”.
La respuesta es ¡todo!
El principio de la Expiación enseña con precisión que, independientemente de aquello que nos sucede a nosotros en particular, con la gente que nos rodea o con el mundo en general, nada, nada tiene el poder de quitarnos la paz de Dios. Tal como el Curso nos subraya,
Nada externo a ti te puede hacer daño, perturbar tu paz o disgustarte en modo alguno.
L-pI.70.2.2
Esta paz, nacida del Amor de nuestro Creador, se encuentra más allá del alcance de toda fuerza externa. Es indiscutible que el mundo sí tiene poder sobre nuestros cuerpos, pero el mundo no puede tocar nuestro corazón y es así como
Nada puede destruir tu paz mental porque Dios va contigo dondequiera que tú vas.
L-pI.41.4.4
Mientras sigamos sintiendo que somos tratados injustamente, seguiremos creyendo que el mundo nos ha victimizado. Y, obviamente, mientras sigamos abrigando esta creencia, la idea de gratitud no tendrá sentido alguno.
La ingratitud es una alternativa lógica y razonable, ya que ¿por qué deberíamos sentir gratitud para con alguien que, por ejemplo, nos ha robado, mentido o traicionado?
Luego de haber leído este párrafo, quizás no podamos resistir el impulso de preguntarnos “¿qué tiene esto que ver con nuestra vida cotidiana?”.
La respuesta es ¡todo!
El principio de la Expiación enseña con precisión que, independientemente de aquello que nos sucede a nosotros en particular, con la gente que nos rodea o con el mundo en general, nada, nada tiene el poder de quitarnos la paz de Dios. Tal como el Curso nos subraya,
Nada externo a ti te puede hacer daño, perturbar tu paz o disgustarte en modo alguno.
L-pI.70.2.2
Esta paz, nacida del Amor de nuestro Creador, se encuentra más allá del alcance de toda fuerza externa. Es indiscutible que el mundo sí tiene poder sobre nuestros cuerpos, pero el mundo no puede tocar nuestro corazón y es así como
Nada puede destruir tu paz mental porque Dios va contigo dondequiera que tú vas.
L-pI.41.4.4
Mientras sigamos sintiendo que somos tratados injustamente, seguiremos creyendo que el mundo nos ha victimizado. Y, obviamente, mientras sigamos abrigando esta creencia, la idea de gratitud no tendrá sentido alguno.
La ingratitud es una alternativa lógica y razonable, ya que ¿por qué deberíamos sentir gratitud para con alguien que, por ejemplo, nos ha robado, mentido o traicionado?
Todos nos identificamos con el ego, de lo contrario no estaríamos aquí. Y es por esta insensata decisión que, a los ojos del ego, no tiene sentido agradecer el lugar en el que estamos, la gente con la que nos encontramos o, en última instancia, a este enorme mundo que nos presenta un aula tan vasta como poderosa. Un Curso de Milagros señala que
Para aquellos que contemplan el mundo desde una perspectiva errónea, la gratitud es una lección muy difícil de aprender.
L-pI.195.1.1
Podemos entonces pensar que todas enseñanzas del Curso pueden verse como un instrumento que nos guía dulcemente para poder contemplar este mundo desde la perspectiva correcta, desde la perspectiva de la luz, desde la perspectiva de la paz.
Para aquellos que contemplan el mundo desde una perspectiva errónea, la gratitud es una lección muy difícil de aprender.
L-pI.195.1.1
Podemos entonces pensar que todas enseñanzas del Curso pueden verse como un instrumento que nos guía dulcemente para poder contemplar este mundo desde la perspectiva correcta, desde la perspectiva de la luz, desde la perspectiva de la paz.
La gratitud es lo único que permite que esto suceda.
El amor no puede recorrer ningún camino que no sea el de la gratitud, y ése es el camino que recorremos los que nos encaminamos hacia Dios.
L-pI.195.10.6
Bendiciones,
Patricia
El amor no puede recorrer ningún camino que no sea el de la gratitud, y ése es el camino que recorremos los que nos encaminamos hacia Dios.
L-pI.195.10.6
Bendiciones,
Patricia
Milagros en Red
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