domingo, julio 18, 2021

AtrapaSueños

Cuando en las redes sociales, leo algún que otro post, realmente creo que si yo fuera una estudiante reciente del Curso… ¡saldría corriendo! 
Que es un libro que no significa nada; que no se entiende pero que si escuchas a Fulano te lo explica sencillito; que antes de hacerlo hay que leer a Mengano y Zutano; que mejor estudiar el Manual; no, no mejor hacer los ejercicios pero mejor si después de la Lección 50  empiezas a leer el Texto al mismo tiempo y de paso intercalar con el Manual; que mejor hacer aquello que resuene, que el cuerpo no existe pero se santifica, que no hay que hacer planes sino fluir, y la lista sigue…

Las sugerencias o recomendaciones de los “milagreros” son abundantes y las más de las veces contradictorias entre sí. En última instancia, los estudiantes de un camino espiritual que de sí mismo dice que es “simple y fácil” suelen brindar respuestas que se parecen mucho a un laberinto de opiniones encontradas.  Y en el ejercicio apócrifo de la igualdad, todos recurren a un blablablá que, ignorando que el milagro se añeja en cubas de eternidad, recurre a una instantánea sazón edulcorada.

¿Qué tal si todo, absolutamente todo no es sino parte del “programa de estudios” que nuestro Maestro del perdón puede emplear para ayudarnos a aprender que la igualdad es de contenido? El ejercicio de la hermandad se expresa porque compartimos un mismo propósito y esto es válido tanto como bastardos del ego o como hijos de Dios.

¿Qué tal si el único significado de todas las cosas es aquel que le permite al Espíritu Santo traducir el especialismo en salvación? Claramente esto no se puede lograr de la noche a la mañana, por eso un abordaje pedagógico que nos da la bienvenida en el lugar donde creemos estar… pero no nos dejará allí.

¿Qué tal si nuestros sueños representan solamente una nueva oportunidad para reconocer el contenido de la mente (sea recta o errónea)? No podemos cambiar de mentalidad a menos que, tomados de la mano de Jesús, miremos en nuestro interior. Allí comienza y allí termina la percepción y requiere corrección antes que todo.

¿Qué tal si usamos la propuesta de la falta de significado de las cosas correctamente, vale decir, que “sólo después de despertar nada significa nada”? Mientras ese momento llega, el milagro traduce las formas de las pesadillas en sueños cuyos contenidos expresan el Cielo.

La claridad y fidelidad de los pensamientos de Ken hacen que la práctica sea congruente:

Jesús nos promete que su curso nos ayudará… pero debemos aprender a hacer aquello que nos pide con el propósito de sentirnos dignos de aceptar su ayuda y así crecer desde la niñez espiritual hasta la adultez y regresar a Casa.

Journey through the Text of A Course in Miracles

Vol 2, pag.73

No podemos malinterpretar las líneas del Curso… a menos que queramos no entenderlas. Y queremos no entenderlas porque el contenido de sus enseñanzas nos da miedito. El Curso es simple. Lo único complicado somos nosotros que aún no nos hemos decidido a vivir sus principios. El lenguaje no es problema, el estilo de escritura tampoco, apreciar el pentámetro yámbico menos. El problema es que tenemos miedito, ya lo dije.

Cada línea del Curso apunta al desvanecimiento de nuestra individualidad, al reconocimiento que nuestra autonomía es a expensas de la otredad. Y frente a esto, tratamos de alterar sus preceptos para reforzar y proteger nuestra existencia especial.

Parafraseando otra vez a Ken, esto pone a nuestra identidad sustituta en una posición incómoda y perturbadora. Por eso necesitamos de un curso y de un maestro que nos ayude a aliviar la ansiedad que provoca mirar al sistema de pensamiento del ego de forma tal que podamos finalmente alcanzar la certeza de Dios con respecto a nosotros, Sus Hijos.

¿Cómo no iba Él a proporcionar gustosamente los medios a través de los cuales puede reconocerse Su Voluntad? Y Su memoria despertará en la mente que le pida los medios a través de los cuales su sueño termina. L-pI.168.2.4,6

Bendiciones,
pato
Milagros en Red



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