Las sugerencias o recomendaciones de los “milagreros” son
abundantes y las más de las veces contradictorias entre sí. En última
instancia, los estudiantes de un camino espiritual que de sí mismo dice que es
“simple y fácil” suelen brindar respuestas que se parecen mucho a un laberinto
de opiniones encontradas. Y en el
ejercicio apócrifo de la igualdad, todos recurren a un blablablá que, ignorando
que el milagro se añeja en cubas de eternidad, recurre a una instantánea sazón edulcorada.
¿Qué tal si todo, absolutamente todo no es sino parte del
“programa de estudios” que nuestro Maestro del perdón puede emplear para
ayudarnos a aprender que la igualdad es de contenido? El ejercicio de la
hermandad se expresa porque compartimos un mismo propósito y esto es válido tanto
como bastardos del ego o como hijos de Dios.
¿Qué tal si el único significado de todas las cosas es
aquel que le permite al Espíritu Santo traducir el especialismo en salvación?
Claramente esto no se puede lograr de la noche a la mañana, por eso un abordaje
pedagógico que nos da la bienvenida en el lugar donde creemos estar… pero no nos dejará allí.
¿Qué tal si nuestros sueños representan solamente una
nueva oportunidad para reconocer el contenido de la mente (sea recta o
errónea)? No podemos cambiar de mentalidad a menos que, tomados de la mano de Jesús,
miremos en nuestro interior. Allí comienza y allí termina la percepción y
requiere corrección antes que todo.
¿Qué tal si usamos la propuesta de la falta de significado
de las cosas correctamente, vale decir, que “sólo después de despertar nada
significa nada”? Mientras ese momento llega, el milagro traduce las formas de las
pesadillas en sueños cuyos contenidos expresan el Cielo.
La claridad y fidelidad de los pensamientos de Ken hacen que
la práctica sea congruente:
Jesús
nos promete que su curso nos ayudará… pero debemos aprender a hacer aquello que
nos pide con el propósito de sentirnos dignos de aceptar su ayuda y así crecer
desde la niñez espiritual hasta la adultez y regresar a Casa.
Journey through the Text of A Course
in Miracles
Vol
2, pag.73
No podemos malinterpretar las líneas del Curso… a menos
que queramos no entenderlas. Y queremos no entenderlas porque el contenido de
sus enseñanzas nos da miedito. El Curso es simple. Lo único complicado somos
nosotros que aún no nos hemos decidido a vivir sus principios. El lenguaje no
es problema, el estilo de escritura tampoco, apreciar el pentámetro yámbico
menos. El problema es que tenemos miedito, ya lo dije.
Cada línea del Curso apunta al desvanecimiento de nuestra
individualidad, al reconocimiento que nuestra autonomía es a expensas de la
otredad. Y frente a esto, tratamos de alterar sus preceptos para reforzar y
proteger nuestra existencia especial.
Parafraseando otra vez a Ken, esto pone a nuestra
identidad sustituta en una posición incómoda y perturbadora. Por eso
necesitamos de un curso y de un maestro que nos ayude a aliviar la ansiedad que
provoca mirar al sistema de pensamiento del ego de forma tal que podamos
finalmente alcanzar la certeza de Dios con respecto a nosotros, Sus Hijos.
¿Cómo no iba Él a proporcionar gustosamente los medios a través de los cuales puede reconocerse Su Voluntad? Y Su memoria despertará en la mente que le pida los medios a través de los cuales su sueño termina. L-pI.168.2.4,6
Bendiciones,
pato
Milagros en Red
No hay comentarios.:
Publicar un comentario