domingo, septiembre 20, 2009

El Perdón Es El Deseo De Estar Unido A Nuestro Hermano

Si bien el Curso ilustra profusamente la práctica del verdadero perdón, también enuncia la existencia de un problema pendiente, un único problema pendiente.
El problema es la presencia de un intervalo de tiempo que se mide desde que elegimos sinceramente el perdón hasta que recibimos las bendiciones que nos aguardan como resultado de confiar en nuestros hermanos.
Este intervalo pues puede verse como testimonio de nuestra creencia en que la confianza no puede resolver cualquier conflicto ahora mismo.
De alguna manera, encontramos evidencias indiscutibles que todos los días renuevan la idea de que aún sigue siendo más seguro ser cautelosos y custodiar nuestros intereses separados.
¿Quién que haya sido herido por su hermano podría amarlo aún y confiar en él?, nos pregunta Jesús.

¿Cuán dispuesto estás a perdonar a tu hermano? ¿Hasta qué punto deseas la paz en lugar de los conflictos interminables, el sufrimiento y el dolor? Estas preguntas son en realidad la misma pregunta, aunque formuladas de manera diferente. En el perdón reside tu paz, pues en él radica el fin de la separación. T-29.VI.1

Perdonar a nuestros hermanos no puede ser difícil ya que representan nuestras viejas creencias en la soledad, en el dolor, en el desamparo.

Recordemos que el objetivo de nuestra jornada no es sino la decisión de caminar junto a nuestro hermano, y mediante esta decisión, Cristo nace para los dos.
Bendiciones,
patricia
Milagros en Red

miércoles, septiembre 09, 2009

El Perdón Es Una Elección

En una de las lecciones del Libro de Ejercicios, el Curso afirma que perdonar es una elección.
Todo aquello que aprendemos, se va sumando silenciosamente a favor de esa elección hasta que el perdón ocurre en forma natural y espontánea.
Algo sucede, alguien llega a nuestra vida y necesitamos perdonar; y abrigando las enseñanzas del Curso, aprendemos a dejar que los pensamientos que pensamos con el Espíritu Santo sean nuestra respuesta única y natural.
Dejamos así de acusarnos, al recordar que el pedido de ayuda de nuestros hermanos es el nuestro propio.
Sin las imágenes que vemos, sin los milagros, nunca podríamos encontrar la salida.

Hay una manera muy sencilla de encontrar la puerta que conduce al verdadero perdón y de percibir que está abierta de par en par en señal de bienvenida. Cuando te sientas tentado de acusar a alguien de algún pecado, no permitas que tu mente se detenga a pensar en lo que esa persona hizo, pues eso es engañarse uno a sí mismo. Pregúntate, en cambio: “¿Me acusaría a mí mismo de eso?”. L-pI.134.9

¡Qué buena nueva saber que ha llegado la hora de perdonarnos por soñar todo este mundo!

Bendiciones,
patricia
Milagros en Red