sábado, mayo 22, 2010

La Simplicidad De La Práctica

Creo que es vital repasar constantemente algunas de las cosas básicas que el Curso propone. Ser normal. Ken Wapnick suele repetir suele decir esto con frecuencia, en la esperanza de que algún día comprendamos de qué se trata esto de practicar una espiritualidad universal, bondadosa y consciente.

Por ejemplo, ser normal es no hacer lo que no quiero hacer. ¿Por qué enmarañar algo tan simple? ¿Por qué pensar que el Espíritu Santo habría de promover - e incluso auspiciar - una relación abusiva en aras del verdadero perdón? Ser normal significa retirarnos de toda situación opresiva a fin de encontrar un remanso desde donde poder elegir a favor de la sanación, en pro de la paz mental.

Ser normal significa no mirar un noticiero si hacerlo nos aflige. Algunos estudiantes suelen comentar que si no miran un noticiero están evitando las dolorosas lecciones que tienen que aprender… de la mano del dolor. Es como si olvidáramos que: 

         Para los maestros de Dios el daño es algo imposible. No pueden infligirlo ni sufrirlo. (M-4.IV.1:1-2)

Y si el sufrimiento es la experiencia - ya sea en una relación o mirando un noticiero - es amoroso recordar que estamos eligiendo el dolor físico o emocional como mecanismo para aliviar el dolor de nuestra mente, de nuestro corazón.
Por lo tanto, si la llamada es de sanación, ¿cómo es que llegamos a pensar que a través del dolor vamos a conseguir algo?
Frente a esto, lo que resta hacer es fácil:

          Examinemos en qué consiste el error, a fin de que pueda ser corregido, no encubierto. (T-26.VII.12.1)

El Curso nos pide sólo un poco de buena voluntad y mirar. Si miro, la luz del perdón me recordará que la devastación que veo es falsa. Si no miro, la verdad permanece oculta bajo la piedra angular del miedo.

          Y eso es todo. Añade algo más, y estarás simplemente desvirtuando lo poco que se te pide. (T-18.IV.6.1-2)

Los milagros son algo muy real y visible para los que los ponen en práctica.
Pidámoslos hoy llenos de esperanza.
Bendiciones,
patricia
Milagros en Red