jueves, febrero 26, 2009

Reconociendo El Error

Hay una oración en el Curso que parece resumir genialmente todas sus enseñanzas:

Lo único que necesitas hacer es ver el problema tal como es, y no de la manera en que lo has urdido. T-7.VII.2:2

El contexto de esta oración es el sufrimiento, el nuestro, el de las personas, el del mundo. Y a pesar de las constantes insistencias del ego que proclaman que no hay forma de escapar del sufrimiento, en esta única línea Jesús nos dice cómo escapar de todo sufrimiento, todo pesar, toda pesadumbre.

¿Cómo hemos urdido el problema?
Como algo externo, como algo que es visible afuera. La causa de mi malestar es que el problema es una circunstancia más allá de mi control.
¿Y qué es eso que tengo que hacer?
Lo único que tengo que hacer para abandonar el mundo de oscuridad es regresar a ese lugar en mi mente en el que decidí con toda mi fuerzas excluir al amor de mi vida.
Una vez que reconozco ese momento decisivo he completado mi parte en la sanación del mundo, la sanación de todo el dolor y el sufrimiento que ha existido, que existe y que existirá.
Y eso es así porque todo el dolor y el sufrimiento – pasado, presente y futuro- provienen de haber pensando que estábamos separados de Dios.

¿Qué otra manera podría haber de resolver un problema que en realidad es muy simple,
pero que se ha envuelto en densas nubes de complicación, concebidas para que el problema siguiera sin resolverse?
T-7.VII.2:3

Mi parte, nuestra parte, es simplemente reunirnos con ese Amor, nada más.
No me juzgo por haber hecho las cosas que hice, no juzgo a mis padres, ni a mis jefes, ni a mi país, ni a nada.
Si puedo hacer eso, estoy lista para unirme con Jesús.
He completado mi función al haber reconocido mi error, y mi error consistió únicamente en expulsar al Amor de mis días.

Pero ahora estoy lista para unirme con la Fuente de Vida.

Así permito que la sanación llegue hasta mí.
Así permito que la sanación llegue hasta el mundo.
La próxima vez que el miedo me invada es porque solté la mano del Amor.
Pero esta vez ya se qué es lo que tengo que hacer.

Bendiciones,
Patricia
Milagros en Red
http://www.milagrosenred.org/

domingo, febrero 15, 2009

Sobre Los Milagros, El Perdón Y Nuestros Hermanos

Podemos hacer exactamente aquello que el Curso nos pide hacer.
Se nos pide que obremos milagros y los milagros son naturales, hábitos involuntarios.
Los milagros son un intercambio sanador, recursos de enseñanza que trascienden el cuerpo. Los milagros son pensamientos.

¿Por qué es entonces que todavía no tenemos la experiencia plena de que en verdad son “naturales”?
La respuesta es simple: en nuestro espíritu aún moran la duda y el temor.
¿Por qué sabemos que esto es así?
Porque todavía pensamos que es posible relacionarse con la paz de Dios o con nuestros hermanos a través de algo externo.

Ve el Amor de Dios en ti y lo verás en todas partes porque está en todas partes. Ve Su abundancia en todos y sabrás que estás en Él junto con todos tus hermanos. Ellos forman parte de ti, tal como tú formas parte de Dios. La paz de Dios radica en entender esto. T-7.VII.10:5

Contemplemos a nuestros hermanos en paz y nuestro Padre no se demorará ni un instante en alcanzar nuestro corazón.

Pero según los dictados del ego, no nos parece absurdo amar y odiar al mismo tiempo, profesar todo nuestro amor a una sola persona y regatearlo con los demás.
Es ésta la razón por la cual la separación nos resulta tan natural, tan supuestamente natural.

El Curso nos acompaña en el proceso de comprender que nos perdemos en la experiencia de la separación porque no entendemos el significado del amor.
Nos hemos olvidado su plenitud, su abundancia.
Pero el propósito del Espíritu es sanar nuestro olvido; transformándolo en una forma de recordar la verdad y abandonar las ilusiones.

Dios es la fortaleza en la que confío. No es con mi propia fortaleza con la que perdono. Es con la fortaleza de Dios en mí, la cual recuerdo al perdonar. A medida que comienzo a ver, reconozco Su reflejo en la tierra. Perdono todas las cosas porque siento Su fortaleza avivarse en mí. Y empiezo a recordar el Amor que decidí olvidar, pero que nunca se olvidó de mí. L-pI.60.2:6

Ofrezcamos esta oración a todos aquellos que hoy se crucen en nuestro camino.
Entonces sí podremos contemplar a nuestros hermanos en paz y nuestro Padre no se emorará ni un instante en alcanzar nuestro corazón.

Bendiciones,
patricia
Milagros en Red
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lunes, febrero 02, 2009

Sobre La Paz

La relación que Dios establece con nosotros, Sus Hijos, es para nuestra felicidad y éste propósito es la única función que tiene.
Pero mientras pensamos que estamos en este mundo, perdonar es la única función aquí ya que su propósito es alumbrar cada rincón de la mente que ya se ha librado de los escombros que la eclipsaban.

Este es nuestro papel.
Y cuando desde nuestras vidas separadas, recordemos que éste nuestro trabajo, que es un trabajo de colaboración; compartiremos la misma función, reflejaremos un solo propósito.

Deseo la paz de Dios.
La paz de Dios es lo único que quiero.
La paz de Dios es mi única meta,
la mira de todo mi vivir aquí, el fin que persigo,
mí propósito, mi vida y mi función,
mientras habite en un lugar que no es mi hogar.
L-pI.205.1-3

La paz proviene del perdón.
Y este mundo puede hacer mucho por nuestra paz, pues son muchas las oportunidades para extender el perdón.
Ha llegado entonces la hora de permitir que todos los errores que percibimos no sean sino una nueva oportunidad para que el Espíritu nos muestre Su mundo.

De esta forma, nos liberamos de la creencia de que existen dos maneras de ver y el mundo se convierte en el lugar donde extender nuestro perdón.

Si deseamos la paz de corazón, si deseamos irradiar nuestra luz interior, nuestra única función es perdonar completamente.

¿De dónde podría proceder tu paz sino del perdón?
El Cristo en ti contempla solamente la verdad
y no ve ninguna condenación que pudiese necesitar perdón.
Él está en paz porque no ve pecado alguno.
Identifícate con Él, ¿y qué puede tener Él que tú no tengas?
Cristo es tus ojos, tus oídos, tus manos, tus pies.
¡Qué afables son los panoramas que contempla, los sonidos que oye!
¡Qué hermosa la mano de Cristo, que sostiene a la de Su hermano!
T-24.V.3:1

A medida que el amor retorne a nuestra conciencia gracias al perdón, contemplaremos un mundo de paz, seguridad y dicha.

Bendiciones,
patricia
Milagros en Red
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Sobre Nuestro Viaje

Demos por terminado el último viaje inútil a fin de unirnos en el renacimiento del Espíritu.
Dejemos de desperdiciar el tiempo, abandonando voluntariamente las lastimeras repeticiones de una nebulosa separación.
Tenemos una jornada que emprender y tenemos santos compañeros que viajan a nuestro lado.
Y también tenemos el mapa, pleno en lecciones que nos preparan para la jornada.
El Espíritu nos lleva dulcemente de la mano, conduciéndonos con gran amor de vuelta a la verdad.

Tú y tu hermano estáis retornando a casa juntos,
después de un largo e insensato viaje
que emprendisteis por separado
y que no os condujo a ninguna parte.
Has encontrado a tu hermano,
y cada uno de vosotros alumbrará el camino del otro.
Y partiendo de esa luz,
los Grandes Rayos se extenderán hacia atrás hasta la oscuridad
y hacia adelante hasta Dios,
para desvanecer con su resplandor el pasado
y así dar lugar a Su eterna Presencia, en la que todo resplandece en la luz.
T-18.III.8:5

Sigamos a nuestra Voz Interior con júbilo.
El viaje que ahora emprendemos es sereno, es un viaje hacia la paz de Dios, en cuya quietud Él quiere que despertemos.

Bendiciones,
Patricia
Milagros en Red
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