martes, junio 21, 2011

Mundo, Mente y Milagros

Si de hecho el mundo todo es una ilusión y, tal cual señala el Curso, fue hecho como un ataque a Dios, fue concebido como una pantalla de humo para ocultar aquello que realmente sucede, entonces si todo esto es así, no existe nada ahí afuera.

Las ideas no abandonan su fuente” repite incansable el Curso. ¿Cómo traduzco esto para mí? Simple; la idea de un mundo separado no ha abandonado mi mente. Dicho de otra manera, causa y efecto no están separados, causa y efecto están juntos, unidos. Como el Padre y el Hijo en el Cielo.

Las ideas no abandonan su fuente” y el tema es que este mismo principio opera dentro del sueño. El mundo – efecto – es algo totalmente congruente con la idea en la mente – la causa.

¿Podemos por un instante vislumbrar la importancia de este postulado?
No hay ningún mundo afuera de nuestra mente.
Y si no hay ningún mundo, todo lo que pensamos, percibimos o sentimos proviene sólo de nuestra mente.

El Dr. Wapnick suele señalar que éste es el motivo por el cual debemos entender la metafísica del Curso si es que vamos a practicarlo con responsabilidad y compromiso.

Esto no es un concepto abstracto con el cual jactarnos de practicar una espiritualidad para intelectuales. Esta no es una idea para fanfarronear frente a estudiantes novatos.
No hay ningún mundo.
Todo lo que pensamos, percibimos o sentimos proviene sólo de nuestra mente.

Este concepto es el corazón del corazón de Un Curso de Milagros. No podemos entender el perdón – mucho menos practicarlo, mucho menos escuchar la voz del Espíritu – a menos que comprendamos el contenido metafísico que nos sustenta.

El mundo no existe. Literalmente no existe.

Por eso – y sólo por eso – no puedo culpar a nadie por cómo me siento. Si estoy deprimida, ansiosa, enferma, infeliz y no hay nada allí afuera… ¿de dónde es que estos pensamientos y emociones provienen?

Sólo pueden provenir de mi interior ya que no hay nada ni nadie ahí afuera. Por lo tanto yo misma los he pensado. No tengo un virus, no es el carácter de Fulano lo que me da dolor de cabeza, no es la comida lo que hace doler mi estomago.

Yo misma he pensado todo esto y hay una razón para ello. Y el Curso me ayuda a comprenderla.

La razón es tan simple que parece imposible. Si me siento enferma o deprimida no podré experimentar el Amor y la paz de Dios. Listo.
Bien podría terminar estas reflexiones aquí.

La enfermedad es una coartada para sentirme culpable. Me olvido que la culpa está en mi mente, la proyecto y ¡viola! mi cuerpo se enferma. Los médicos me dirán que es mi hígado graso, los psicólogos dirán que es porque me sentí rechazada estando en el útero de mi madre o algún escritor me dirá que es el karma.

En realidad toda explicación es errónea puesto que la premisa sobre la cual descansa tal conclusión es errónea. Y la premisa es que ahí afuera hay un mundo. Y como estudiante del Curso, no quiero caer más en este error.

Por lo tanto, pensar que el Espíritu Santo hace cosas por mí en este mundo es la misma clase de error. ¿Cómo podría hacerlas si el mundo no existe?

El Espíritu Santo sí hace cosas por mí. Pero no en el mundo. Sólo en mi mente.
Y lo único que hace es estar en mi mente.

Por eso necesito de un milagro.
Un milagro que me eleve por encima de la negrura del mundo en dirección a mi mente en donde Su Amor mora.

Y ese Amor es la respuesta a todo problema.
Y así podré ser un reflejo de la paz del Cielo aquí.
Bendiciones,
patricia
Milagros en Red