sábado, diciembre 24, 2011

El Nacimiento de la Santidad

Creo que es Marianne Williamson quien una vez señaló que la Navidad representa una fuerza espiritual que todos – sin excepción- nos damos permiso de experimentar.
La idea de que en nuestro interior puede nacer un ser nuevo, santo, inmaculado es algo que a todos nos mueve a hacer realidad. Un nuevo ser que tiene como padre al Amor Universal y como madre a la humanidad.

Frente a esta fascinante idea no hay ninguna otra alternativa que no sea hacer lugar a lo nuevo. 
¿Cómo nutrir, proteger y abrigar la Luz si estamos empeñados en aferrarnos a la oscuridad?
Hagamos lugar. Mucho lugar en nuestra vida, en nuestro corazón, en nuestra mente.
Evaluamos nuestros pensamientos y elijamos conservar sólo aquello que simbolice la paz y la hermandad, el júbilo y la dicha. 
No nos conformemos con nada que no represente la identidad que anhelamos.
Tenemos todo el tiempo del mundo para evaluar nuestros pensamientos, acciones, palabras y emociones. Y elegir.
¿Qué podría hacernos más felices?
Así es como el bebé de Belén renace.

Y todo aquel que le dé abrigo lo seguirá, no a la cruz, sino a la resurrección y a la vida. T-19.IV.C.I.10:9

Celebremos el nacimiento de este bebé en nosotros.
El es nuestros ojos, oídos, manos, pies.
El Amor es uno solo en nosotros.
Y tomando a nuestro hermano de la mano, la promesa de nuestro Padre se cumple.
Bendiciones,
Patricia
Milagros en Red
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domingo, octubre 30, 2011

La Canción Olvidada

Una buena historia bien contada siempre ha ejercido una notable atracción en mi vida. Si esa buena historia venía acompañada de una partitura o de un guión, de un solo de Gibson o en capítulos, la fascinación era similar.

Caminando ya de la mano del Curso, sospeché que tales emociones en mí eran una especie de invitación a pensamientos relacionados con gratitud, unión, comprensión, Cielo. 
Siempre habían estado en mí, pero  nunca los había podido identificar apropiadamente; ese inexpresable recuerdo de mi Padre,  recuerdo que añoro desde que adherí a la ficción del ego.

Escucha y mira a ver si te acuerdas de una canción muy vieja que sabías hace mucho tiempo y que te era más preciada que cualquier otra melodía que te hayas enseñado a ti mismo desde entonces. T-21.I.7.5

La tentación de confundir forma con contenido es el fulminante ofrecimiento del ego. ¡Cuánto más fácil sería tener algunos “específicos”! Si el Curso señalara, por ejemplo,  que la música está más cerca del espíritu que la literatura, nos quedaríamos para siempre discutiendo y luchando por demostrar que emocionarnos por la declaración de amor de Edward Rochester a Jane nos conduce más rápidamente a Casa que la “Oda a la Alegría”!

El amor guía a todos por igual, sólo que en formas diferentes. Ninguna forma puede ser recetada de manera universal. Ninguna forma tiene propósito en sí misma. Específicos, formas pertenecen al ámbito del cuerpo. El contenido es siempre de la mente.

La métrica shakesperiana de las lecciones del Curso hace de la lectura una exquisitez, una exaltación. Pero no tiene nada que ver con el contenido. De hecho,

Las notas no son nada. Sin embargo, las has conservado, no por ellas mismas, sino como un dulce recordatorio de lo que te haría llorar si recordases cuán querido era para ti. T-21.I.7.1-2

Las notas no son nada. 
Leo estas líneas y observo una vez más la misma sorprendente e irrefutable consistencia en todas las enseñanzas del Curso. El propósito es acercarnos a la esencia del amor, a la unicidad, a aquello que trasciende toda forma del mundo.

Puedo cantar entonces a toda voz un buen rock.
Puedo emocionarme hasta las lágrimas al escuchar mi soliloquio favorito de Hamlet. 
Puedo perderme en el mundo de Austen o de Kubrick o de Bach.
Puedo hacer esto porque estas formas me inspiran a abrirme al contenido amoroso que cada una encierra.
Ese contenido  que no es sino una Presencia amorosa, infinita que nos abraza a todos sin excepción.
Bendiciones,
patricia
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domingo, julio 31, 2011

La Luz En Mí

¿Qué es un milagro?
Todos nos lo hemos preguntado.  
A todos nos lo han preguntado. 
En ocasiones abrevamos en la metafísica del Curso, en otras garabateamos explicaciones, siempre tratando de atinar una respuesta clara, simple, sin vueltas.
No siempre logramos este cometido, dicho sea de paso. 

Sin embargo, el Curso mismo nos brinda una definición que armoniza tanto  la dimensión metafísica como la experiencia cotidiana que cosechamos. Así, el Principio 33 señala que los milagros

     Desvanecen las ilusiones que albergas acerca de ti mismo y perciben la luz en ti. T-1.I.33:2

Desvanecen las ilusiones que albergo acerca de mí  misma y perciben la luz en mí.
Al examinar esta reflexión, es inevitable equiparar las cosas que nos hemos enseñado con oscuridad. 
Enseñarnos cosas es sinónimo de falta de compleción, es idea de carencia, es epitome de la negación de nuestra identidad. 
Por eso es que el Curso nos recuerda que

     Donde el Hijo de Dios se vuelve contra sí mismo, sólo puede contemplar la oscuridad. P-3.III.5.11

Al hacer esto, la oscuridad es mi nuevo hogar y el precio que pago es absoluto: negar la luz en mí. 
Esta decisión es devastadora para mi conciencia  y para la experiencia que se deriva.
Parafraseando entonces,  si el error es lo mismo que oscuridad; mi único “trabajo” consiste en llevar todos los errores ante la luz para su corrección.
¡Y no somos nosotros quienes llevaremos a cabo tal corrección!

El Espíritu Santo es Quien evalúa el bouquet de juicios, desamores y yerros a fin de conservar lo que está de acuerdo con la Luz y corregir o purificar todo lo demás.
Es más,  hasta no hacer esto  por primera vez, no podremos abrazar el infinito valor de Un Curso de Milagros

     Desde donde te encuentras no ves nada que te indique que detrás de las nubes hay una luz brillante. L-pI.69:5.1

Más allá  del sinfín de ilusiones tejidas, trenzadas y entrelazadas, nos espera el perdón que lleva este mundo de tinieblas a la luz.

     Hay una luz en ti que jamás puede extinguirse. L-pI.156.4:1

Hay una luz en mí.
Salgo a buscarla con toda mi voluntad. Salgo a buscarla y la encuentro y doy gracias.
Doy gracias porque me permite distinguir esa misma luz en todo y en todos.

     Hay una luz en ti que el mundo no puede percibir. L-pI.189.1:1

Hay una luz en mí. 
Esa es la certeza que me guía. Permito que me envuelva y las tinieblas se desvanecen, las mías, las tuyas y las del mundo todo.

     La luz se encuentra en ti. T-18.III.1:7

Elijo ahora volverme siempre a esa serena  Luz en busca de respuestas. 
Elijo ahora no entender ningún acontecimiento ni persona, nada que no sea bajo esa beatífica Luz
Esa es, en última instancia, la manifestación de un compromiso espiritual profundo, sincero,  íntegro. 
Por eso intento llegar a la luz en mí.
Todas las veces que sean necesarias.  
Y cada vez que lo hago, unas palabras maravillosas, sanadoras, milagrosas destellan en mí.

     Y renazco cada vez que un hermano se vuelve hacia la luz que mora en él y me busca. L-pI.R5.IN.7:3

Bendiciones,
patricia
Milagros en Red
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martes, junio 21, 2011

Mundo, Mente y Milagros

Si de hecho el mundo todo es una ilusión y, tal cual señala el Curso, fue hecho como un ataque a Dios, fue concebido como una pantalla de humo para ocultar aquello que realmente sucede, entonces si todo esto es así, no existe nada ahí afuera.

Las ideas no abandonan su fuente” repite incansable el Curso. ¿Cómo traduzco esto para mí? Simple; la idea de un mundo separado no ha abandonado mi mente. Dicho de otra manera, causa y efecto no están separados, causa y efecto están juntos, unidos. Como el Padre y el Hijo en el Cielo.

Las ideas no abandonan su fuente” y el tema es que este mismo principio opera dentro del sueño. El mundo – efecto – es algo totalmente congruente con la idea en la mente – la causa.

¿Podemos por un instante vislumbrar la importancia de este postulado?
No hay ningún mundo afuera de nuestra mente.
Y si no hay ningún mundo, todo lo que pensamos, percibimos o sentimos proviene sólo de nuestra mente.

El Dr. Wapnick suele señalar que éste es el motivo por el cual debemos entender la metafísica del Curso si es que vamos a practicarlo con responsabilidad y compromiso.

Esto no es un concepto abstracto con el cual jactarnos de practicar una espiritualidad para intelectuales. Esta no es una idea para fanfarronear frente a estudiantes novatos.
No hay ningún mundo.
Todo lo que pensamos, percibimos o sentimos proviene sólo de nuestra mente.

Este concepto es el corazón del corazón de Un Curso de Milagros. No podemos entender el perdón – mucho menos practicarlo, mucho menos escuchar la voz del Espíritu – a menos que comprendamos el contenido metafísico que nos sustenta.

El mundo no existe. Literalmente no existe.

Por eso – y sólo por eso – no puedo culpar a nadie por cómo me siento. Si estoy deprimida, ansiosa, enferma, infeliz y no hay nada allí afuera… ¿de dónde es que estos pensamientos y emociones provienen?

Sólo pueden provenir de mi interior ya que no hay nada ni nadie ahí afuera. Por lo tanto yo misma los he pensado. No tengo un virus, no es el carácter de Fulano lo que me da dolor de cabeza, no es la comida lo que hace doler mi estomago.

Yo misma he pensado todo esto y hay una razón para ello. Y el Curso me ayuda a comprenderla.

La razón es tan simple que parece imposible. Si me siento enferma o deprimida no podré experimentar el Amor y la paz de Dios. Listo.
Bien podría terminar estas reflexiones aquí.

La enfermedad es una coartada para sentirme culpable. Me olvido que la culpa está en mi mente, la proyecto y ¡viola! mi cuerpo se enferma. Los médicos me dirán que es mi hígado graso, los psicólogos dirán que es porque me sentí rechazada estando en el útero de mi madre o algún escritor me dirá que es el karma.

En realidad toda explicación es errónea puesto que la premisa sobre la cual descansa tal conclusión es errónea. Y la premisa es que ahí afuera hay un mundo. Y como estudiante del Curso, no quiero caer más en este error.

Por lo tanto, pensar que el Espíritu Santo hace cosas por mí en este mundo es la misma clase de error. ¿Cómo podría hacerlas si el mundo no existe?

El Espíritu Santo sí hace cosas por mí. Pero no en el mundo. Sólo en mi mente.
Y lo único que hace es estar en mi mente.

Por eso necesito de un milagro.
Un milagro que me eleve por encima de la negrura del mundo en dirección a mi mente en donde Su Amor mora.

Y ese Amor es la respuesta a todo problema.
Y así podré ser un reflejo de la paz del Cielo aquí.
Bendiciones,
patricia
Milagros en Red

jueves, mayo 26, 2011

Sereno Reconocimiento

Un estudiante fue a ver a su maestro para compartir con él un tema de profundo dolor y reprobación.

- Maestro, tengo un temperamento ingobernable. ¿Cómo puedo sanarlo?

     - En verdad tienes algo muy extraño, dijo el Maestro. Permíteme ver cómo es.

- Justo ahora no puedo mostrárselo, maestro.

     - ¿Cuándo puedes hacerlo?, continuó preguntando el maestro.

- Aparece inesperadamente, es imprevisible, respondió el acongojado estudiante.

     - Entonces - concluyó el maestro - no debe ser tu verdadera naturaleza. Si lo fuera, podrías mostrarla en cualquier momento, en cualquier lugar. Cuando naciste, no estaba en ti y tampoco es herencia de tus padres. Piénsalo. Eso que a veces se manifiesta en ti, no es tu verdadera naturaleza.

Un Curso de Milagros también nos invita a reflexionar acerca de nuestras reacciones y al mismo tiempo nos pregunta si el carácter imprevisible del ego justifica nuestra confianza como guía. De hecho, el Curso señala que


Las cualificaciones del ego como guía son notoriamente deficientes y elegirle como tu maestro de salvación es una pésima elección. T-9.IV.8.3

El tema es que hace tanto que tomamos nuestras decisiones de la mano del ego, ¡que hemos llegado a creer que eso es lo que en verdad somos!
Esta desatinada idea nos coloca inevitablemente en una situación imposible, invitándonos a aceptar aquello que no tiene sentido.

Las palabras del maestro de la anécdota tienen sentido porque son verdad. Del mismo modo, las palabras del Curso tienen perfecto sentido porque manifiestan verdades eternas.


Cuando estés dispuesto a asumir total responsabilidad por la existencia del ego, habrás dejado a un lado la ira y el ataque, pues éstos surgen como resultado de tu deseo de proyectar sobre otros la responsabilidad de tus propios errores.     T-7.VIII.5.4

Hemos tratado – y quizás aún insistimos – en malversar nuestra herencia a cambio del mundo que vemos, olvidando que pedirle al Espíritu Santo que decida por nosotros es sinónimo de aceptar nuestra herencia.


La manera de aceptar tu herencia es reconociendo la Majestad de Dios en tu hermano. T-7.XI.5.4

Recordemos ahora esta verdad y permitamos que se manifieste inconfundible cada vez que que un resentimiento nos invada.
Recordemos que es posible mantenernos serenos en medio de la agitacion pues

la quietud supone el final de la lucha y en esto consiste la jornada a la paz. (T-12.II.5.5)

Bendiciones,
Patricia
Milagros en Red

sábado, abril 23, 2011

Mi Pascua Florida

En esta Semana Santa, días de introspección al menos para mí, me sentí llamada a explorar nuevamente las enseñanzas en relación a la Pascua dada la sanadora reinterpretación tanto la crucifixión como la resurrección que Un Curso de Milagros nos ofrece.

Por un lado, señala que no sólo el cuerpo es nada, sino que la muerte tampoco es nada. Si la muerte del cuerpo es nada, es natural deducir que la crucifixión no pudo haber logrado nada. Es ahora claro el motivo por el cual Jesús nos dice que solo fue un recurso de enseñanza, un ejemplo, la última jornada inútil y que, comprendiéndola nos liberamos del miedo. Como estudiantes, examinar estas ideas y ponerlas en práctica encierran una aportación concreta para nuestra vida, una aportación a favor de la sanación, de la paz.

La resurrección en términos del Curso puede entenderse como la condición de la mente al haber aceptado la Expiación. He aquí unas líneas:

La resurrección, dicho llanamente, es la superación de la muerte o el triunfo sobre ella. Es un redespertar o renacimiento; un cambio de parecer con respecto al significado del mundo. Es la aceptación de la interpretación del Espíritu Santo con respecto al propósito del mundo; la aceptación de la Expiación en uno mismo. M-28.1 fragmentos
 
Me gustaría ahora, repasar a la luz de las enseñazas del Curso, el contenido – y no la forma – de esta época particular del calendario. La resurrección de Jesús – junto con la mía y la de todos – es el despertar a la conciencia de nuestra Verdadera Identidad, a la experiencia de ser el inocente Hijo de Dios. Y esta es, en otras palabras, la forma correcta de vivir la Expiación.

Esta semana empieza con ramos y termina con azucenas, el signo puro y santo de que el Hijo de Dios es inocente. No permitas que ningún signo lúgubre de crucifixión se interponga entre la jornada y su propósito, entre la aceptación de la verdad y su expresión. Esta semana celebramos la vida, no la muerte. Y honramos la perfecta pureza del Hijo de Dios, no sus pecados (T-20.I. fragmentos)

Azucenas. El símbolo del perdón. Y la práctica que el Curso nos propone para estos días es simple: una ofrenda de azucenas para nuestro hermano en lugar de una corona de espinas.

Y al contemplar a tu hermano verás en él un altar a tu Padre tan santo como el Cielo, refulgiendo con radiante pureza y con el destello de las deslumbrantes azucenas que allí depositaste. (T-20.VIII.4.4)

Hemos pedido ayuda para hacer rodar la piedra y mirar más allá de las ilusiones ¡y la Ayuda no se tardó en llegar! Es el santo perdón la ofrenda que salva a mi hermano de las espinas y me salva a mi de las ilusiones. Y juntos ahora, podemos regresar a Casa.

Pascua, temporada de la resurrección.

Es fin de los sueños de aflicción y la jubilosa conciencia del sueño final del Espíritu Santo. Es el reconocimiento de los dones de Dios… Es el sueño en el que el cuerpo opera perfectamente al no tener otra función que la de ser un medio de comunicación… Es la invitación a que Dios dé el paso final.. Es el deseo único de estar con el Padre que tiene Su Hijo. M-28.1 fragmentos
 
Hoy acepto la Expiación para mí y al hacerlo, todo el mundo se unirá para celebrar una Pascua Florida.
Bendiciones,
patricia
Milagros en Red

lunes, marzo 14, 2011

Tsunami

En la sección de preguntas y respuestas de la Fundación para Un Curso de Milagros, un estudiante formula una pregunta que seguramente todos hemos tenido en mente estos días.

¿Cómo debería un estudiante del Curso contemplar el reciente tsunami en Japón?

La respuesta corta es con el Espíritu Santo.

Veamos la respuesta larga.

Un Curso de Milagros nos enseña que todo lo que experimentamos es algo que esta en el “libreto”. Si la vida es nuestro sueño y somos el soñador, entonces es nuestra mente la que ha elegido que soñar.

Los eventos compartidos - como el tsunami – son incidentes que hemos escogido experimentar de manera colectiva. Pensar los por qué no sirve de nada, ya que no es el ser individual que pensamos que somos el que ha hecho la elección. Por lo tanto, sentirnos personalmente responsables sólo conseguirá profundizar el propósito del ego de reforzar la culpa.

Sin embargo, es necesario que observemos nuestra reacción a tal evento para que nos ayude a despertar y volver así a la parte de nuestra mente que puede tomar una decisión diferente.

Todo el propósito del Curso es recordarnos que podemos cambiar de maestro, cambiar de sistema de pensamiento. Podemos cambiar nuestra devoción a la voz del ego - que nos dice que somos victimas del mundo que vemos - y encauzarla a la voz del Espíritu – que nos recuerda que aun estamos en nuestro hogar en Dios.

Como estudiantes, es fundamental que pidamos ayuda al Espíritu para que podamos ver con honestidad los pensamientos que abrigamos. Esto significa observar nuestra reacción bajo la luz del amor que puede contemplar el miedo y la culpa soterrada en nuestro corazón.

Una vez esto, nuestras palabras, pensamientos y acciones serán reflejo del Amor que nos une. En cualquier situación entonces podremos responder amorosamente a nuestros hermanos – victimas o villanos, del otro lado del mundo después de un tsunami o parados allí, en frente nuestro.

Bendiciones,

patricia
Milagros en Red
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sábado, febrero 05, 2011

Todo Lo Que Veo

En términos del Curso, decir “todo lo que veo” es equivalente a “todo lo que pienso” porque nuestros ojos nos informan nada más que el reflejo de nuestros pensamientos. “La proyección da lugar a la percepción” (T-21.IN.1.1)

Todo lo visto y oído, todo lo pensado y callado, todo lo hecho y lo reprimido, todo desaparecerá sin dejar rastro cuando contemplemos todas las cosas con el mismo amor del Espíritu.

Cuando me permito sentir estas ideas e imaginarme como sería mi vida desde este lugar, claramente me doy cuenta cuán benéfico es sostener la práctica del perdón. Esto es así ya que, tal como señala el Dr Wapnick, si todo lo que veo desaparecerá significa que yo también, tal como me conozco, desapareceré. ¡Y después nos preguntamos por qué nos resistimos!

Nuestra existencia en estas tierras se sostiene en una idea muy simple. “Aquello que pienso de mí es verdad”. La constante y benévola práctica del perdón, ponerme en contacto con mis sentimientos desde la honestidad más profunda, es lo único que me permite entender que ¡mis creencias son el problema!

Existe otra forma de ver todo. Absolutamente todo.
Pero esta forma tiene un precio.

Dejar de lado la víctima en mí, la justa, la culpable, la inquisidora, todos esos personajes nutridos por “acumulación de defensas”.
Dejar de lado la creencia de que la defensa es una certera protección.
Dejar de lado todo eso y permitir una nueva percepción.

Una percepción que sea reflejo de la belleza y esplendor del Cielo.
Y esa percepción nace en mí. Está en mí. Ahora.

Cierro los ojos y en mi interior descubro el Amor, mi Fuente, mi Ser, mi Identidad.
Toda la paz está en mis manos y en mi corazón para que la conserve y la comparta – me parece escuchar.

Hoy elijo ver un mundo perdonado en el que todo lo que veo me muestra la faz de Cristo y me enseña que lo que contemplo es mío, y que nada existe, excepto Tu santo Hijo. (L-pII.269.1.5)

Abro mis ojos.
Todo lo que veo.
Todo lo que veo refleja mis pensamientos.
Dios está en todo lo que veo.

Bendiciones,
patricia
Milagros en Red

jueves, enero 20, 2011

Estoy Decidida A Ver

Todos hemos encontrado alguna perturbación emocional o intelectual frente a la primera interpretación que nos regala el ego al leer ideas del tipo “Dios no creo un mundo sin significado”, por nombrar solo una.

¿No me volveré insensible? ¿No me convertiré en alguien indiferente frente a la vida y los problemas? Esta idea de que todo es una ilusión, ¿implica una especie de parálisis emocional?

Un estudiante una vez le preguntó al Dr. Ken Wapnick cómo debería ver el efecto devastador del tsunami en Asia. La respuesta de Ken fue simple e incuestionable: “Con el Espíritu Santo”.

Si la vida es sueño - nuestro sueño - y somos - nada más ni nada menos que - el soñador, entonces estos eventos que como humanidad compartimos son una elección conjunta. Por lo tanto, es necesario que utilicemos nuestra reacción individual a ese evento para que nos ayude a despertar. Y ese despertar es lo mismo que decir regresar a ese lugar en nuestra mente en donde podemos elegir de nuevo.

El propósito del Curso es simple; ayudarnos a recordar que podemos elegir otra interpretación. Esa definición primera que aprendemos de milagro, ese “cambio en la percepción” es sinónimo de abandonar la voz del ego y elegir escuchar la voz del Espíritu Santo.

Decidir entre si escuchar o no las enseñanzas de este curso y seguirlas, no es sino elegir entre la verdad y las ilusiones. T-16.V.16.1

El proceso de decisión es simple. En toda situación, pedirle a nuestro Guía que mire con nosotros todo pensamiento oscuro, toda emoción lóbrega. Hacer esto no significa juzgar, sino evaluar nuestras decisiones bajo una luz sanadora. ¡Cuantas veces hemos leído que proyectamos sobre el mundo aquello que no queremos ver en nosotros! Pero ahora estamos maduros para entender que mirar nuestras reacciones bajo tal benévola luz es equivalente a dejar de proyectar. Y así entonces,

La realidad sólo puede alborear en una mente despejada. T-10.IV.2.1

A partir de allí y tal como señala el Curso, veré los testigos de la verdad en mí, en vez de aquellos que me muestran una ilusión de mí misma.
A partir de allí, habré intercambiado mi ceguera por los ojos de Cristo.
A partir de allí habré abandonado la negación, aceptando sólo el Pensamiento de Dios como mi herencia.
A partir de allí, la revelación de que el Padre y el Hijo son uno amanecerá en mi corazón.
Estoy decidida a ver.
Y con mi decisión de querer ver, se me da la visión.
Bendiciones,
patricia
Milagros en Red


domingo, enero 09, 2011

No Veo Nada Tal Como Es Ahora

Para los corazones habituados a las turbulencias, es algo complicado creer que eso que esta ahí no lo está.
¿Cómo creer esta idea sin resistirnos?

Yo encontré que el disparador de mi negativa a aceptar esta idea está escondido en la palabra “ahora”.
Ahora significa instante santo y en un instante santo, no hay nada para ver.
En un instante santo la idea de la separación se ha desvanecido sin dejar rastro.
En un instante santo entonces no hay culpa, miedo, juicios, ataque.
En un instante santo hemos dejado de lado los obstáculos que nos impiden experimentar la presencia del amor.

Esta lección, al igual que tantas otras, espera únicamente ser practicada. Nada más. De hecho, con cada una de nuestras denominadas imperfectas prácticas, la oscuridad se desvanece y la hermosura ilumina todos nuestros pensamientos, transformándolos en algo bello, puro y de infinito valor, repleto de felicidad y esperanza.

El Dr Ken Wapnick, con sus ilustres cualidades, asocia esta práctica con una sección del Texto en donde nos enteramos que estamos convencidos de que nuestro entendimiento contribuye a la verdad y que, de hecho, hace que sea lo que es.
Esta lección ha sido cuidadosamente pensada para que entendamos que no entendemos nada y por eso es necesaria una pequeña dosis de buena voluntad.
Si practicamos sin reserva esta lección, estamos permitiendo que nuestro Guía nos enseñe.
Pequeña dosis de buena voluntad para practicar esta lección.
Pequeña dosis de buena voluntad para aplicarla.
Pequeña dosis de buena voluntad que sumada a todas, finalmente iluminará

cada rincón de la mente que haya sido despejada de los escombros que la enturbiaban. (L-pI.9.2.5)

Miguel Ángel contempló “La Piedad” escondida en un bloque de mármol y su único trabajo consistió en remover todo aquello que no perteneciera a esa visión. Para ello, solo requirió paciencia y una dosis de buena voluntad.

La Voz del Amor también está escondida en nuestra mente.
Un poco de buena voluntad, nuestro consentimiento a los milagros, una cálida bienvenida a la paz, nos parece a veces “una carga agotadora y tediosa, demasiado pesada(T-24.VI.12.4)

No hagamos un melodrama de un error que puede fácilmente corregirse ¡eligiendo de nuevo!
Una pequeña dosis de buena voluntad combinada con el poder ilimitado del Espíritu nos permite entrar en un instante santo en el que nos vemos resplandeciendo con el fulgor de la libertad y recordamos a Dios.
Bendiciones,
patricia
Milagros en Red