jueves, mayo 26, 2011

Sereno Reconocimiento

Un estudiante fue a ver a su maestro para compartir con él un tema de profundo dolor y reprobación.

- Maestro, tengo un temperamento ingobernable. ¿Cómo puedo sanarlo?

     - En verdad tienes algo muy extraño, dijo el Maestro. Permíteme ver cómo es.

- Justo ahora no puedo mostrárselo, maestro.

     - ¿Cuándo puedes hacerlo?, continuó preguntando el maestro.

- Aparece inesperadamente, es imprevisible, respondió el acongojado estudiante.

     - Entonces - concluyó el maestro - no debe ser tu verdadera naturaleza. Si lo fuera, podrías mostrarla en cualquier momento, en cualquier lugar. Cuando naciste, no estaba en ti y tampoco es herencia de tus padres. Piénsalo. Eso que a veces se manifiesta en ti, no es tu verdadera naturaleza.

Un Curso de Milagros también nos invita a reflexionar acerca de nuestras reacciones y al mismo tiempo nos pregunta si el carácter imprevisible del ego justifica nuestra confianza como guía. De hecho, el Curso señala que


Las cualificaciones del ego como guía son notoriamente deficientes y elegirle como tu maestro de salvación es una pésima elección. T-9.IV.8.3

El tema es que hace tanto que tomamos nuestras decisiones de la mano del ego, ¡que hemos llegado a creer que eso es lo que en verdad somos!
Esta desatinada idea nos coloca inevitablemente en una situación imposible, invitándonos a aceptar aquello que no tiene sentido.

Las palabras del maestro de la anécdota tienen sentido porque son verdad. Del mismo modo, las palabras del Curso tienen perfecto sentido porque manifiestan verdades eternas.


Cuando estés dispuesto a asumir total responsabilidad por la existencia del ego, habrás dejado a un lado la ira y el ataque, pues éstos surgen como resultado de tu deseo de proyectar sobre otros la responsabilidad de tus propios errores.     T-7.VIII.5.4

Hemos tratado – y quizás aún insistimos – en malversar nuestra herencia a cambio del mundo que vemos, olvidando que pedirle al Espíritu Santo que decida por nosotros es sinónimo de aceptar nuestra herencia.


La manera de aceptar tu herencia es reconociendo la Majestad de Dios en tu hermano. T-7.XI.5.4

Recordemos ahora esta verdad y permitamos que se manifieste inconfundible cada vez que que un resentimiento nos invada.
Recordemos que es posible mantenernos serenos en medio de la agitacion pues

la quietud supone el final de la lucha y en esto consiste la jornada a la paz. (T-12.II.5.5)

Bendiciones,
Patricia
Milagros en Red