martes, noviembre 24, 2009

La Paz Del Cielo En La Tierra


En el mismo momento que comenzamos a dar nuestros primeros pasos con Un Curso de Milagros, en ese mismo momento entramos a un nuevo mundo.

En sus páginas se encuentran talladas las herramientas que nos permitirán contemplar este mundo bajo una luz complemente nueva, diferente. Este nuevo mundo es un mundo de amor inmutable, de paz imperturbable, de júbilo apacible. Este nuevo mundo, vale recordar, ya existe en tu interior. Ha existido desde siempre y así permanecerá.
Y par entrar en este mundo, no se necesita fe. No se necesita certeza.
Sólo se necesita un poco de voluntad.
¿Voluntad para que?
Para reconsiderar, para cuestionar cada creencia que abrigamos.

“Soy Espíritu”.

Todos, sin excepción, todos sabemos que esto en verdad.

Pero cuando la experiencia que tenemos en este mundo nos conduce por caminos sinuosos, cuando tenemos que luchar para conseguir algo, la idea de “ser espíritu” se desvanece sin dejar rastro.


¿Por qué?
Simple. Miramos este mundo a través de unos ojos que no ven la verdad.
Por esta razón construimos interpretaciones, percepciones, pensamientos acerca de lo que este mundo es y no es, lo que debe ser y no debe ser.


Estos pensamientos tienen un nombre en el Curso: “pensamientos que pienso que pienso”.
Este juego de palabras pretende captar nuestra atención para que tengamos bien en claro que esos no son nuestros pensamientos reales.

El mundo de Un Curso de Milagros se encuentra más allá de estos pensamientos.

       Debajo de todos los pensamientos insensatos e ideas descabelladas con las que has abarrotado tu mente, se encuentran los pensamientos que pensaste con Dios en el principio. L-pI.45.7.1


Practicar Un Curso de Milagros significa ir más allá de estos pensamientos y permitir que lleguen hasta nuestro corazón nuestros pensamientos reales, que son aquellos que pensamos con Dios.
Esos pensamientos son la Voz de Dios en nosotros, que se encuentran allí, en la inalterable paz de nuestra mente, aguardando pacientemente a que llegue el instante en el que nos abriremos a la Presencia de Dios.
Esta Presencia nos enseñará un nuevo mundo, un mundo en el que no existe nada excepto el amor ya que “No tengo pensamientos que no comparta con Dios.


El mensaje de Un Curso de Milagros contiene una promesa.
Todos recordaremos que somos un solo Ser, unidos a nuestro Creador, uno con cada aspecto de la creación, y dotado de una paz y un poder infinitos. Pero tal cual señala el Curso, “hay que contemplar el mundo de otra manera, si es que se han de aceptar Sus promesas”.


Elijamos ahora contemplar el mundo desde la Luz para que hoy se cumpla la promesa de la Palabra de Dios.

Bendiciones,
Patricia
Milagros en Red

domingo, noviembre 08, 2009

Aceptando El Amor En Nuestras Vidas


Un Curso de Milagros. Su mismo título preanuncia su propósito, enseñarnos a obrar milagros, entrenarnos en la experiencia cotidiana de los milagros que, tal cual afirma “ocurren naturalmente como expresiones de amor”.
No hay nadie que al escuchar la palabra “milagro” no experimente sentimientos de esperanza, sentimientos de confianza.
Más allá de todas las definiciones, la palabra milagro transmite, expresa una sensación de cancelación instantánea de un problema que parecía insoluble.
Es una palabra que evoca una imagen de liberación que llega desde más allá de la fortaleza de nuestros pequeños cuerpos y cerebros, desde más allá del marco en el que el problema parece estar contenido.
En un mundo lleno de problemas, un mundo que en sí es una espesa trama de conflictos interconectados, ¿quién no desea un milagro?

Cuenta una historia que dos hombres fueron de pesca. Uno era un experimentado pescador mientras que el otro recién había descubierto ese pasatiempo.
Cada vez que el hombre habituado a la pesca sacaba un pez grande, lo ponía en un cubo de hielo para conservarlo fresco.
Cada vez que el hombre sin experiencia sacaba un pez grande, lo devolvía al río.
El pescador avezado, observando que esto sucedía una y otra vez, se hartó de ver cómo su compañero desperdiciaba buen alimento.

     ¿Por qué devuelves al río todos los peces grandes que pescas?, preguntó.

Y el hombre contestó

     Es que tengo una sartén pequeña.

En ocasiones, somos como ese pescador inexperto que no está dispuesto a aceptar las grandes oportunidades para recibir milagros que el Amor Mismo nos brinda.

Hasta que no aceptes esto, irás en pos de un sinnúmero de metas irrealizables, desperdiciarás el tiempo, tus esfuerzos serán en vano, fluctuarás entre la esperanza y la duda, y cada intento será tan fútil como el anterior y tan inútil como sin duda alguna habrá de ser el siguiente. Lección 96 - fragmentos

¿Qué es lo que tenemos que aceptar? ¡Que tenemos derecho a los milagros!
Y para aceptar esta simple verdad es necesario que crezcamos en nuestra fe.
Posiblemente hayamos sonreído frente a la torpeza del pescador inexperto que no podía entender que lo único que necesitaba era una sartén más grande. ¿No será también que el Amor no ha transformado aún nuestra vida porque necesitamos de una fe más grande?

Hoy quiero darme cuenta de que el problema es siempre alguna forma de resentimiento que quiero abrigar. Quiero comprender también que la solución es siempre un milagro al que le permito ocupar el lugar del resentimiento.. El problema es un resentimiento; la solución, un milagro. Lección 90 – fragmentos

Bendiciones,
Patricia
Milagros en Red
http://www.milagrosenred.org/