sábado, diciembre 24, 2011

El Nacimiento de la Santidad

Creo que es Marianne Williamson quien una vez señaló que la Navidad representa una fuerza espiritual que todos – sin excepción- nos damos permiso de experimentar.
La idea de que en nuestro interior puede nacer un ser nuevo, santo, inmaculado es algo que a todos nos mueve a hacer realidad. Un nuevo ser que tiene como padre al Amor Universal y como madre a la humanidad.

Frente a esta fascinante idea no hay ninguna otra alternativa que no sea hacer lugar a lo nuevo. 
¿Cómo nutrir, proteger y abrigar la Luz si estamos empeñados en aferrarnos a la oscuridad?
Hagamos lugar. Mucho lugar en nuestra vida, en nuestro corazón, en nuestra mente.
Evaluamos nuestros pensamientos y elijamos conservar sólo aquello que simbolice la paz y la hermandad, el júbilo y la dicha. 
No nos conformemos con nada que no represente la identidad que anhelamos.
Tenemos todo el tiempo del mundo para evaluar nuestros pensamientos, acciones, palabras y emociones. Y elegir.
¿Qué podría hacernos más felices?
Así es como el bebé de Belén renace.

Y todo aquel que le dé abrigo lo seguirá, no a la cruz, sino a la resurrección y a la vida. T-19.IV.C.I.10:9

Celebremos el nacimiento de este bebé en nosotros.
El es nuestros ojos, oídos, manos, pies.
El Amor es uno solo en nosotros.
Y tomando a nuestro hermano de la mano, la promesa de nuestro Padre se cumple.
Bendiciones,
Patricia
Milagros en Red
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