miércoles, diciembre 10, 2008

El Hijo Pródigo

Dios conoce a Su Hijo y sabe cómo llegar a él. No necesita que Su Hijo le muestre el camino. A través de cada puerta abierta Su Amor refulge hacia afuera desde su hogar interno e ilumina al mundo con inocencia. L-pII.189.9:7-8

Al quedarnos dormidos y adentramos en el sueño, llevamos con nosotros el recuerdo del Amor de Dios.
Ese recuerdo es el vínculo de comunicación.
Ese recuerdo es el principio de la Expiación.

Pero ese plan también dormía y de alguna manera tenía que ponerse en marcha.
Y poner en marcha ese plan dentro del sueño es lo mismo que decir algún aspecto de la Filiación - que se pensaba a sí misma como separada - tenía que manifestar o representar el principio de la Expiación. Esa persona es, por supuesto, Jesús.

Elegir un milagro es entonces aceptar que lo único que anhelamos es unirnos con Jesús, aceptar su amor y su sistema de pensamiento.
Anhelamos al Jesús que mora en nuestras mentes, al que representa el principio de la Expiación que nos recuerda que nunca nos hemos alejado del Amor de Dios, que nos susurra dulcemente que nosotros somos el hijo pródigo.

Escucha la parábola del hijo pródigo, y aprende cuál es el tesoro de Dios y el tuyo: el hijo de un padre amoroso abandonó su hogar y pensó que había derrochado toda su fortuna a cambio de cosas sin valor, si bien no había entendido en su momento la falta de valor de las mismas. Le daba vergüenza volver a su padre porque pensaba que lo había herido. Mas cuando regresó a casa, su padre lo recibió jubilosamente toda vez que el hijo en sí era su tesoro. El padre no quería nada más. T-8.VI.4.1

Nosotros somos el hijo pródigo.
Parecemos estar separados y fragmentados, extraviados de la eterna unicidad.
Pero más allá de todas nuestras incertidumbres y miedos, mora el Amor que jamás abandona a Sus Hijos, Sus Pensamientos.

Renovemos hoy nuestra función de aceptar que el recuerdo del Amor alboree en nuestros corazones.
Nuestro Padre sale a nuestro encuentro y nos conduce de regreso a nuestro hogar en Él.

Bendiciones,
Patricia
Milagros en Red
http://www.milagrosenred.org/

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